El Cinquecento en el Palacio Strozzi.

El Cinquecento en Florencia. Esta es el título de la maravillosa exposición que se exhibe en Florencia desde el 21 de septiembre hasta el 21 de enero de 2018.

Mas de 70 obras de arte de 41 artistas. Este es el catálogo que compone esta exposición inaugurada en Florencia. Con el subtítulo, «El siglo XVI en Florencia. Manera moderna y Contrarreforma», introduce al visitante en pleno Renacimiento Florentino.

Artistas todos, pertenecientes al Cinquecento italiano y que vivieron de primera mano las grandes transformaciones políticas y culturales del Siglo XVI. Entre todos ellos, cabe especial mención la visión del arte entre Miguel Ángel, Pontormo y Bronzino.

La exposición exhibe la producción durante más de 50 años de la historia del arte en Florencia. Obras que expresan la excelencia de la segunda mitad del Siglo XVI en una época y un contexto de extraordinaria proliferación artística.

A diferencia del Quattrocento, el siglo que le precede, el Cinquecento se caracteriza principalmente por ese cambio de visión del mundo. Un dejar de mirar el mundo desde un teocentrismo medieval para poner la mirada ahora en el hombre. El antropocentrismo humanista de la Edad Moderna. Eso es el Cinquecento. Y eso es Florencia.

Esta exposición pretender ser un recorrido por ese cambio a través de la producción artística de aquella época. Y en concreto, en Florencia, que tras Roma, era el punto neurálgico del Renacimiento italiano.

Un Cinquecento florentino que viajaba ya desde los asuntos religiosos a los asuntos privados. Entre lo sagrado y lo profano. Entre la lascivia y la devoción. Esta era la visión de aquella época histórica: La Contrarreforma.

Un periodo marcado por el Concilio de Trento y por la visión de Galileo Galilei. Y en Florencia, por el todopoderoso Francisco I de Médici. El más genial representante del mecenazgo europeo.

Reunión de grandes maestros.

La exposición «El Cinquecento en Florencia», es un acontecimiento irrepetible. Es la primera ocasión donde se reúnen piezas de autores del Cinquecento italiano y Florentino.

Grandes maestros como Miguel Ángel, Pontormo, o Rosso Fiorentino. Pintores como Giorgio Vasari, Jacopo Zucchi, Giovanni Stradano. También Girolamo Macchietti, Mirabello Cavalieri o Santi di Tito. Escultores como Giambologna, Bartolomeo Ammannati o Vicenzo Danti.

La exposición tiene la particularidad de que algunas de las piezas han sido expresamente restauradas con motivo del acontecimiento. Un evento irrepetible y único.

Es el último evento que el Palacio Strozzi ha dedicado a la «maniera moderna». La nueva forma de ejecución en el arte. La nueva forma de trasmitir la cosmovisión del mundo aquellos hombres del Siglo XVI.

La exposición celebra una excepcional época cultural e intelectual. Un periodo donde había un enfrentamiento apretado entre lo «moderno» y lo que no lo era. Entre lo sagrado y lo profano.

41 artistas que fueron la expresión viva del temperamento cultural de la época. A lo lardo de los pasillos del palacio Strozzi, el visitante podrá adentrarse en un recorrido cronológico y temático al mismo tiempo.

Obras sacras y seculares de estos grandes maestros del Cinquecento. La exposición está financiada por la Fundación «Palazzo Strozzi», la archidiócesis de Florencia, la Cámara de Comercio de Florencia y el Gobierno de Italia. Todos ellos dirigidos por el Grupo Unipol. Uno de los mas importantes desarrolladores culturales en Europa en este momento.

Aunque su campo de actuación sea la banca y el sector seguros, el Grupo Unipol se siente heredero del primigenio mecenazgo de los Médici. Por aquella aptitud primero y escuela después, que desarrolló Francisco I de Médici. Es por esto que dedican esfuerzo y dinero a la difusión y desarrollo cultural en Italia.

Una exposición didáctica.

Aparte del público en general, la exposición sobre el Cinquecento florentino está especialmente recomendada para estudiantes del Arte en todas sus dimensiones.

La exposición abre nuevos horizontes en un periodo de especial proliferación artística. Evoca sobre todo los dos primeros estudios florentinos que son referente pictórico.

Pero también, el visitante puede apreciar los enfrentamientos nunca vistos entre obras de arte. Este es el caso de las distintas visiones de los artistas con diferentes temas.

Un ejemplo de ello es el descendimiento de Jesús de la cruz. Podemos ver por primera ver enfrentados, distintos descendimientos de diferentes autores en la misma sala.

Pontormo, Volterra o Bronzino, tenían diferentes interpretaciones de tal hecho. Y por primera vez podemos ver las piezas en una misma sala reunidas.

Toda la exposición en si misma en una continua comparación. La «maniera» contrapone artistas que trabajaron para los altares florentinos. Luego diseñaron temas profanos, a menudo vinculados a los temas favoritos de Francisco I.

Artesanos como Cavelieri, Macchietti, Santi di Tito o Giambologna. Todos son altos representantes del Cinquecento italiano. Y casi todos ellos, bajo el paraguas proyector de su gran mecenas. Francisco I de Médici.

El «studiolo» y la tribuna.

Y es que, la labor de Francisco I dejó huella en el tiempo. Por que si importante es el Arte, no menos importante es quién lo sufraga. Francisco I de Médici fue de los primeros en darse cuenta de esto. Por eso nunca escatimó gasto alguno para apoyar artistas. Sabía de la importancia de ellos en el bienestar florentino.

Símbolo de este mecenazgo a la cultura es el estudio de cuadros que mandó crear en el «Palazzo Vecchio» de Florencia. Un apasionado de las ciencias, del Arte, de la Filosofía, de la Alquimia y de todas las actividades experimentales en general.

La construcción de un estudio de cuadros y oficios por tanto, iba en armonía con los intereses de Francisco I. El «Studiolo», como así se le denominó, estuvo al cargo de Vincenzo Borghini.

Él a su vez, dirigió a un grupo de treinta artistas encabezados por Vasari. El «Studiolo», pronto se convirtió en un símbolo del esoterismo de la época. Un lugar en donde poder admirar y analizar cuadros de las cuatro dimensiones que el Humanismo establecía que debía ocupar el hombre. El Arte, la Naturaleza, el Tiempo y por último, el propio Hombre en sí mismo.

A su vez, la «Tribuna» es la maravillosa sala octogonal situada en uno de los corredores de la Galería de los Uffizi. En concreto, según la actual catalogación de la Galería Uffizi, es la sala 18.

Fue solicitada expresamente por Francisco I. Para este trabajo confió la ejecución a Bernardo Buontalenti. Concluida en 1583, Francisco I pensó en ella como un verdadero museo público. Un lugar para acoger y exhibir sus colecciones privadas atesoradas en todos sus años de gobierno.