El misterioso atractivo de la belleza imperfecta.
En la belleza imperfecta hay algo mágico que nos atrapa. En ocasiones, lo imperfecto nos obliga a embobarnos sin darnos cuenta de ello. Algo en apariencia simple y mundano nos atrapa y seduce misteriosamente.
Esto ocurre en cualquier parte. En los paisajes. También en los objetos. «La primera pregunta que tenemos derecho a formular será por qué hay algo más bien que nada», decía Leibniz.
La belleza imperfecta en la historia.
Belleza imperfecta en el arte contemporáneo.
El caso especial de Burri y «Grande Cretto».
En el caso concreto de Alberto Burri, la belleza de la imperfección es llevada a la enésima potencia en su obra “Grande Cretto”.Realizado entre 1985 y 1989, el proyecto de “Grande Cretto” consistió en cubrir de cemento blanco un barrio de la ciudad de Gibellina. Esta ciudad de Palermo fue destruida en el terremoto de Belice (Sicilia) en 1968 y abandonada por sus habitantes.
Los restos del hormigón blanco se filtran entre las grietas de la tierra y convierten el perímetro fijado como en una gran lápida que recuerda las antiguas calles de una ciudad borrada del mapa por la violencia de la naturaleza.
En esta obra de Burri, la belleza de la imperfección excede sus propios límites y se convierte en un ejemplo monumental de Land art (Arte de la Tierra). Burri quiere demostrar que hay belleza en todo.
Arte en Todo
En resumen, un botellero, un viejo asiento de autobús, una mancuerna o un grupo de perchas poseen un potencial estético propio. Incluso una vieja ciudad abandonada y desolada por la destrucción puede sacar a la luz historias que contar si una mirada ávida lo saber ver. Sólo hace falta mirar con los propios ojos teniendo en cuenta que deben de ser los ojos de la creatividad.
Los artistas de principios del siglo XX llamaban a esto, «Objet Trouvé». Objetos que se encuentran por casualidad. Residuos, restos de chatarra de la historia que hacen que resuene algo dentro de nosotros. Le Corbusier definía estos objetos como relación de objetos poéticos. Huesos, conchas, piedras o piezas mecánicas. Todos ellos potenciales estéticos e imaginativos.
La vida, está llena de arte por todas partes. Arte que nos cautiva, que nos seduce y que nos hace pensar. Reflexionar sobre aquellos temas que nos preocupa. Sobre el pasado e igualmente sobre el futuro. Sobre nuestro destino, o sobre nosotros mismos en la trayectoria vital de cada uno. Y en cualquier caso, sobre el concepto de belleza imperfecta, lo importante es descubrir que el arte no sólo está en los museos.
El arte, la belleza y el tiempo.
El arte puede estar en cualquier lugar. El filósofo y poeta Ernst Bloch solía decir que donde veía él mas belleza era en el rostro de un niño. En el atracar de un barco o en un atardecer. Igualmente la música está llena de belleza. Bach y tantos otros son muestra evidente de ello. Aquel que no lo vea se pierde una parte importante de la vida. Decía una canción de Víctor Manuel y Ana Belén que «siempre hay tiempo para la ternura».
Y la ternura, bien lo sabemos todos, es la más alta forma de belleza. La perfecta y la imperfecta. La ternura en si misma es belleza. Kant establecía tres estadios para la belleza: lo bonito, lo bello y lo sublime. Sin duda, la ternura está en este último estadio. No sólo en sí misma la ternura es la más alta forma de belleza, sino que además, el ser tierno con el otro, con nuestro interlocutor, es la belleza más sublime.
Pues bien, por último, habría que recordar las palabras del antropólogo Franz Boas. Visitando una tribu indígena de África, el jefe de la tribu le increpó: «Que raros sois los civilizados. Queréis controlar el tiempo con vuestros relojes pero luego no tenéis tiempo de nada». Posiblemente fueran menos civilizados, sí, pero seguro sabían disfrutar más de la vida. De la vida propia y la propia en la comunidad. Tiempo, tiempo para todo, sí. Pero que no se olvide el tiempo para lo más importante. El tiempo para el encuentro. Con uno mismo y con el otro. Tiempo y belleza deben ser equiparables.
Posiblemente, en todos los artistas y obras de arte mencionados con anterioridad, se esconden diversos tipos de belleza que si nos detenemos a sentirlas nos proporcionarán datos para disfrutar de ellas y de nosotros mismos.