Luigi Pirandello, un autor y personaje que nació un día como hoy de 1867 en Agrigento, Sicilia.
Un 28 de Junio de 1867 nacía el dramaturgo y novelista italiano Luigi Pirandello. Novelista, dramaturgo y autor de cuentos, Pirandello destacó siempre por su originalidad creativa y la introspección de sus personajes.
Su excelsa obra literaria le llevó a conseguir Premio Nobel de Literatura en 1934. Aunque no exento de polémica. Alegaba la academia sueca que le otorgaban el premio “por su reactivación audaz e ingeniosa del arte dramático y escénico”.
Con estas escuetas palabras, significaban en verdad, no tanto el recorrido literario de Pirandello sino el revuelo que ocasionó en 1921 su obra “Seis personajes en busca de autor”.
En esta obra, Pirandello presentaba a unos actores, un director, un tramoyista, que estaban ensayando el estreno de su próxima obra. En mitad de tal ensayo, aparecen seis personajes que recriminan al director que ellos habían sido creados antes por el director pero que nunca han tenido representación, y como tal, exigen para ellos que su drama se ponga en escena.
La academia sueca no acertó o no quiso decir abiertamente en 1934 que nombraban oficialmente a Pirandello padre del Metateatro.
Hay un detalle muy significativo y es observar el ganador del Premio Nobel de Literatura de 1935: ¡ desierto ! El Nobel de Literatura, tan solo no se ha entregado en los periodos de los dos grandes guerras. A saber, 1914, 1918, y el periodo 1940-1943. ¿Qué ocurrió en 1935 para no entregar el premio?
El escándalo al reconocimiento de Pirandello fue de tal magnitud que la Academia sueca no entregó premio alguno al año siguiente. Y, solo quedó desierta la categoría de Literatura. El resto de categorías, los premios se entregaron con normalidad.
Los frentes que se le abrieron fueron varios. Por un lado, el propio concepto de Metateatro. No sin razón, habían quienes alegaban que no era tanto el mérito de Pirandello.
¿Acaso no había hecho ya Metateatro Calderón de la Barca en “La vida es sueño”? ó ¿Shakespeare en “Hamlet” o “Enrique IV”? ¿Incluso Dante en «La divina comedia«?
Eso en cuánto a las artes escénicas porque, si entendemos Metateatro como autorreferencia en la propia representación, Velázquez, lo hizo en las Meninas, Cervantes, en “Don Quijote de la Mancha” o los selfis sonoros de Rosalía, ¿Qué son sino Metamúsica?
Pero la Academia sueca tuvo otro frente abierto por el reconocimiento a Pirandello. Esta vez fue un comité presidido por Bélgica y Francia (España no estaba presente), donde se exigía el Premio Nobel para Unamuno como verdadero artífice del Metateatro llevado a la novela y publicado en su obra “Niebla”, aparecida en 1914. Siete años que la obra de Pirandello.
Y este era el Premio Nobel de Literatura de 1935: Miguel de Unamuno. De esta forma quedaba zanjada la falsa disputa creada entre Pirandello y Unamuno.
Digo falsa disputa porque nunca hubo disputa alguna entre los autores. De hecho, no se conocieron hasta el problema surgido por la paternidad (no reclamada por ninguno de los dos), del Metateatro.
De hecho, existe un artículo de Don Miguel de 1923 publicado “La Nación” de Buenos Aires titulado “Pirandello y yo” que comienza con una declaración explícita: “…es un fenómeno curioso y que se ha dado muchas veces en la historia de la Literatura, de la Ciencia, y de la Filosofía, el que dos espíritus sin conocerse ni conocer sus sendas obras; sin ponerse en relación el uno con el otro, hayan perseguido un mismo camino y hayan tramado análogas concepciones y hallan llegado a los mismos resultados. Ya se que es algo que flota en el ambiente o mejor, algo que late en las profundidades de la historia y que busca quien lo revele”.
Unamuno utilizó en su artículo textos de la propia obra de Pirandello, que ya conoce para apoyar su propia teoría de la autonomía de los entes de ficción y donde alaba la obra de Pirandello. A partir de aquí, si se establece una relación epistolar entre Pirandello y Unamuno.
Pero los suecos no contaron conque el “energúmeno vasco”, como lo llamaba Ortega y Gasset, escribió en 1935, días antes de la concesión oficial del Premio Nobel a su persona, un artículo contra la Alemania Nazi, y en donde calificaba a Hitler como “deficiente mental y espiritual”. Se esfumó el Nobel para Unamuno. La maquinaria se puso en marcha y la embajada alemana en Madrid informó al Ministerio de Exteriores del III Reich que, a su vez, traslada la información al Ministerio para la Formación y Propaganda, que es quien se encarga de hacer saber al comité sueco que “Alemania debe negarse a apoyar la solicitud del Premio Nobel de Unamuno por motivos nacionales y político-culturales”.
Andrea Camilleri en “Biografía del hijo cambiado. La novela de la vida de Luigi Pirandello”, nos introduce de una manera amena y emotiva en la vida de este asceta italiano que lejos de polémicas estériles nunca dejó de escribir. Tanto novela, como teatro como poesía.
Todos los géneros y todos desde la más absoluta libertad. La misma libertad de siempre que no todo el mundo es capaz de entender si se aparta del ideario socio-político. Pirandello, sabía bien de esto. Como cuando sus lectores sufrieron una gran decepción porque pidió a Mussolini ingresar en el partido fascista, que aunque no haya que justificar, si que era bastante común en la vanguardia italiana de aquel entonces. Fue libre para entrar y libre para salir. El partido lo nombró presidente de la Academia Italiana, recién fundada por cierto, desde aquí, se desapartó de las compañías políticas.
Hay un dicho que dice: “el que quiera hablar de mí, que se ponga mis zapatos”. Los zapatos de Pirandello, los podemos leer todos en “El difunto Matías Pascal”, su novela más biográfica.
